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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Reconozco mi sorpresa ante la primera novedad del año de la editorial Impedimenta. Una obra de extraña hermosura que sólo se le podría ocurrir a un espíritu hiperbólico y libérrimo como el que anima al francés Georges Perec. Sin embargo, cuando le eché el habitual primer vistazo no pude ni imaginar que me iba a ser imposible dejar de leer este libro inasible y asombroso, plagado de ingenio, humor, sabiduría y ciertos toques de melancolía disfrazada de una naturalidad desenfadada, espontánea y provocadora. Dejé de leerlo porque la rutina me reclamaba, pero volví a él nada más me liberó y comprobé que es un libro paciente, capaz de esperar el tiempo que sea necesario, pues se abra por donde se abra regala un pequeño bocado de satisfacción, que invita a sumergirse en su dédalo de invocaciones.

Me acuerdo se titula y bien puede ser que sea fruto del aburrimiento, que mezclado con la imaginación proporciona al acervo literario obras que jamás verían la luz, de no ser porque su autor se ha ganado la atención por méritos propios.

Perec es uno de esos escritores a los que se les esperaba con avidez, por ver cual sería su siguiente artefacto literario. Y no defraudaba a nadie, seguidores y detractores, pues sus obras contenían ese toque de distinción que muestra la libertad creativa de alguien a quien no le importan demasiado los convencionalismos.

En Me acuerdo, una auténtica enciclopedia de la memoria, reúne 480 recuerdos que en realidad son sencillas pulsiones que seguramente fue anotando en el margen de algún formulario oficial de la biblioteca en la que trabajaba en parís, una libreta o sencillamente en esa agenda mental que siempre sirve para un roto o un descosido.

Ordenados según asaltaban la memoria de perec, estos recuerdos muestran tanto la personalidad del autor como el entorno y la época en los que le tocó vivir, convirtiéndose así en una peculiar guía de los hechos y costumbres de un periodo de la historia de europa durante el que se produjeron cambios profundos que dieron lugar a una especie de cambio de era, hacia no se sabe muy bien si un mundo mejor.

Publicado en 1978, y visto lo visto desde entonces, este librito se convierte en el testimonio involuntario de una época de esfervescencia política, social e intelectual que luego se diluyó en un pantano de intereses económicos, oportunismo político, regresión social y miedo.

Perec se convierte así en el bardo del pasado, un poeta de lo cotidiano que se alimenta de lo espontáneo, convirtiendo su álbum de recuerdos en un estímulo que el lector emula sin darse cuenta, parándose de vez en cuando para rememorar aquellos momentos del pasado que se resisten a desaparecer, pero que permanecen dormidos en el fondo de nuestra memoria.