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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

En mis años de facultad disfruté mucho con un clásico, el magnifico libro de Vladimir Propp, Morfología del cuento. Después de hacer un análisis estructural de mas de cien cuentos de la tradición rusa estableció treinta y una funciones en siete esferas que articulan todos los textos analizados. Se trata de un análisis formal que nos descubre la gramática combinatoria de los motivos que se repiten en los cuentos, casi siempre en el mismo orden.

Carter divide su corpus en trece grupos y lo hace por elementos diversos que van desde cuentos de tomos a los de familias infelices, pasando por las mujeres casadas y las mentes despiertas y las artimañas rastreras. Los orígenes son también distintos y hay que destacar los que proceden de Oriente.

El lector debe lanzarse en el lago de estos universos narrativos y nadar o dejarse llevar por la corriente. Es un libro que se disfruta mucho, un verdadero placer. Voy a elegir algunos para abrir boca de un festín, de todo un festín.

Érase una vez, es obligado empezar así, la mujer de un posadero que adoraba los cuentos y que no hospedaba a los que no sabían contar historias. Una noche de mucho frío, un anciano, casi congelado, se presentó a la puerta. No le quedó más remedio que decir que sabía narrar. Avisó al matrimonio de que no le interrumpieran y empezó a repetir sin cesar que un búho voló hasta un tronco y bebió un poco de agua. La salmodia era muy pesada y la mujer la interrumpió. El marido, muy airado, le pegó una paliza y ella se olvidó de las historias.

Una madre dio a luz a dos hijos. Los dos hermanos tenían tres hermanastros que los abandonaron en el bosque. Ellos se refugiaron en una zanja. Apareció una loba que cuidó a uno de ellos como si fuera su hijo. Pasado el tiempo, los dos hermanos se reencontraron y el chico quiso poseer a su hermana sin saberlo. Aclarado el error, la leona se fue a vivir con los humanos. Y todos fueron muy felices.

Un hombre tenía dos esposas a las que maltrataba, a las que no dejaba salir ni hablar con nadie; de hecho, mató a un hombre del que se decía que tenía relación con una de las esposas. Un día, huyeron y se escondíeron dentro de una ballena en descomposición. El hedor era insoportable. El marido consultó a un brujo y marchó a la playa gritando a sus mujeres pero no tuvo respuesta. Las dos mujeres se habían acostumbrado al espantoso olor y se quedaron a vivir en el cadáver con toda felicidad.

Un granjero compró un espejo a su bella y joven esposa. La mujer murió al poco tiempo de dar a luz una niña. El granjero guardó el espejo, el objeto que más amaba su esposa. La niña fue creciendo y un día pidió a su padre el espejo. Cuando se reflejó en él, el padre vio el vivo rostro de su esposa muerta y lloró en silencio.

El terrible pueblo de los hocicoperros, dedicados a la caza, raptó a una muchacha del pueblo de las buenas gentes. La fueron cebando para asarla. La madre de los hocicoperros la envió para que pidiera una pala. Ella, que no era muy lista, no tenía ni idea del destino que le esperaba. La dueña de la pala le abrió los ojos y le recomendó una treta que dio resultado. La mujer hocicoperro fue la que acabó en el horno y sus hijos…

Un venerable maestro tenía un discípulo. Un día tuvo que salir y su mujer 11amó al joven. ¿Qué me quieres? Creo que necesitas comer. Ella lo sació y le enseñó todo lo que su maestro no le podía enseñar.

La crueldad es un rasgo muy frecuente en los cuentos como en el caso de la muchacha a la que su hermano le cortó los dos brazos. Queridos lectores os dejo con el misterio y os aconsejo muy de veras: ¡Léase!

Antonio Garrido