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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Mendelssohn en el tejado

Los nazis no sólo quemaron libros y ejercieron la censura en su afán por “desjudaizar” la cultura.

Goebbels se proponía identificar los orígenes raciales de todos los compositores y libretistas alemanes; el Instituto de Psicoterapia de Berlín perseguía la quimera de un psicoanálisis sin Freud, y un grupo de teólogos publicó una versión revisada del Nuevo Testamento, sin palabras como “Jehová” o “Israel”, que consideraban judías. Atento a esa política que era capaz de tildar lo que un escritor judío escribiera en alemán como “traducción del hebreo”, Jiri Weil compuso una de las panorámicas más vívidas de la ocupación nazi de Checoslovaquia, explorando también el involucramiento de las víctimas en su propia destrucción y la dialéctica entre opresión y colaboracionismo. Novela de tramas diversas más o menos convergentes, la principal narra el efecto dominó que origina una orden de Reinhard Heydrich, máxima autoridad del Protectorado y reconocido melómano, quien a la salida de una gala pide que remuevan una estatua del judío Felix Mendelssohn del tejado del teatro Rodolfinum de Praga. Esto da pie a una serie de contratiempos y malentendidos porque quienes deben hacerlo no saben reconocer la efigie del músico. A punto están de derribar la estatua de Richard Wagner, guiándose por la intuición racialista del encargado de la labor, un checo aspirante a oficial de la SS, quien sugiere arremeter contra la que tenga la nariz más grande. La ironía que allí se insinúa (Wagner bregó toda su vida por erradicar la influencia judía de la cultura alemana) es la punta del ovillo de una sátira de ribetes kafkianos sobre los entresijos burocráticos de la cadena de mando. Pero Weil va más allá y monta una galería de personajes que exhibe su detallismo como cronista. Del Heydrich arquitecto de la “solución final” a los miembros de la Resistencia checa que lo hirieron de muerte; de las hermanas judías que se ocultan en el desván de una casa cuyo vecino es un delator, al portero del Consejo Judío que termina de kapo en el campo de Theresienstadt; del talmudista forzado a trabajar en un museo al que los nazis llevan todo el botín de las sinagogas, al médico postrado por una extraña enfermedad que ha petrificado su cuerpo, las historias se entretejen con dosis parejas de delación y traición, solidaridad y entereza. El peso que tiene en sus páginas la figura de Heydrich reverbera en HHhH (2011), novela del francés Laurent Binet que narra los entretelones de la operación que acabó con la vida del asesino de masas. Publicada en 1960 de manera póstuma, Mendelssohn en el tejado le llevó a su autor quince años de trabajo. Antes había publicado otra novela sobre la ocupación nazi, Vida con estrella (1949), tema sobre el que ya habían escrito Stefan Heym, cuya novela Rehenes se publicó en Nueva York en 1942, y Ludwig Winder, quien dio a imprenta en Londres El deber (1944), ponderada por su amigo Max Brod como “una de las novelas antidictadura más eficaces”. El derrotero biográfico de Jiří Weil es sorprendente: a los veinte años se hizo comunista y emigró a la Unión Soviética; en un segundo viaje le encargaron traducir a Lenin al checo, fue testigo del inicio de las purgas estalinistas y terminó en un campo de reeducación; de regreso en Praga, la administración nazi le asignó un puesto en el Museo Judío, y logró evitar la deportación y sobrevivir porque se le ocurrió redactar una carta de despedida y abandonar en un puente su maletín para fingir su suicidio.

PATRICIO LENARD