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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

En Oxford, una compañía de ópera se prepara ensayando a conciencia para el próximo estreno de una obra de Wagner: Los maestros cantores de Núremberg. Uno de los cantantes, odiado por todos sus colegas por su insoportable carácter, aparece muerto en extrañas circunstancias en el interior de su camerino noches antes del estreno. ¿Suicidio o asesinato? Ahorcado y con restos de veneno en su cuerpo y en la botella de ginebra que estaba consumiendo, el cadáver se ofrece ante todos como una ecuación de la que hay que despejar más de una incógnita.

El profesor y detective Gervase Fen tratará de arrojar luz sobre un caso que, por momentos, se vuelve más y más oscuro ya que Edwin Shorthouse (el tenor) no cuenta con las simpatías de ninguno de sus compañeros y parece que todos albergan, al menos, un motivo para desear su muerte. Pero nuestro detective protagonista no se arredra ante esta muerte ni tampoco con la segunda que se sucede mientras realiza sus pesquisas sobre el posible asesinato de Shorthouse.

Intentos de homicidio, envenenamientos dirigidos a unos y sufridos por otros, acoso, odios mal disimulados, un poco de amor y una interesante galería de personajes ocupan las páginas de la novela. Todos y cada uno de los miembros de la compañía son interrogados por Fen, que siempre se muestra más perspicaz que Mudge, el obtuso inspector que más que llevar el caso parece querer quitárselo de encima a toda costa. Junto a Mudge, Adam (el otro tenor), Elisabeth (la mujer de este) Joan (la soprano), Boris y Judith (la joven pareja de enamorados de la compañía) y algunos más, Fen pondrá todo su empeño en resolver, sin perder en ningún momento su sentido del humor hasta en los momentos más delicados, las muertes que mantienen en vilo a todo el personal de la ópera.

Con abundante diálogo, situaciones hilarantes (Fen pintándose un bigote en pleno escenario del crimen), personajes de lo más variopinto (memorable la pareja formada por Charles Shorthouse y Beatrix Thorn) y el divertido profesor Fen, El canto del cisne logra entretener al lector desde la primera página. A todo ello se añade el interesante tema operístico que adereza las acciones con pinceladas curiosas, interesantes y, en muchos casos, desconocidas para el público. Toda una comedia de misterio.

Edmund Crispin (1921-1978), cuyo verdadero nombre era Bruce Montgomery, fue escritor de novelas de misterio y compositor. Publicó nueve novelas y dos colecciones de cuentos y trabajó durante años para el Sunday Times. El canto del cisne es la segunda novela que Impedimenta publica sobre las aventuras de este detective, que ya dieron a conocer gracias a la publicación de La juguetería errante. Puro divertimento.

ANA DOMÉNECH