Este manual de los sutilmente crueles modales de los niños bien tiene un aire eterno y retro que entronca con maestros del nonsense británico tan agudamente incorrectos como Hilaire Belloc o Saki y los geniales americanos, compañeros de los anteriores, Edward Gorey y Angus Oblong. El resultado es un malvado librito, en apariencia aseado y suave cual corderito de Norit, que nos invita a forzar al límite nuestra capacidad de observar la miles de maneras de hacer el mal de los hijos educados. Porque los niños sólo pueden ser niños cerca de los mayores cuando están en el silencio secreto donde se gesta la travesura. Elegante parodia de los recortados libros pedagógicos europeos de la triste posguerra de la Segunda Guerra Mundial tiene un estilo vintage que subraya la crueldad atemporal de los críos y crías de todas las épocas. Un verdadero homenaje, además, a los subversivos, ya sea el Guillermo Brown de Richmal Crompton, Daniel el Travieso, la Pequeña Lulú e incluso la filosófica Mafalda.
Chiquilladas, a pesar de su malicia descarada, triunfó con una mención especial en la categoría de ficción de la Feria del Libro Infantil de Bolonia en 2016, lo que supone una brecha para la esperanza. El padre de la criatura, el francés Gerard Dubois, es uno de los más reputados ilustradores europeos de la nueva ola y, bien asentada su meteórica carrera, nos ha regalado este prodigio de escenas protagonizadas por
esos niñitos y niñitas maestros de la apariencia y el disimulo a quienes parecemos mirar por un agUjero abierto en la pared y que, si se supieran observados, procederían a cegar alojo espía con tal habilidad que parecería cosa de magia. Demos la bienvenida a esta joyita que Impedimenta ha puesto a nuestro alcance, un soplo de aire fresco entre tantos libros de Literatura Infantil y Juvenil, rebosantes de argumentos manidos que atufan a fanatismo buenista.