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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Cărtărescu pide socorro

El autor publica en España «Solenoide», su obra más ambiciosa, en la que critica el mercantilismo y reivindica los valores del humanismo.

Mircea Cărtărescu acaba de publicar una de sus obras más ambiciosas, «Solenoide» (Impedimenta) , pero el escritor, sereno, que aboga por el compromiso de los autores con la realidad, expresa un lamento casi antes de comentar su nuevo libro: «Me hubiera gustado venir a España con otras circunstancias políticas. El nacionalismo es del siglo XIX. Es una ideología primitiva que favorece las diferencias entre las personas y no la unión. Necesitamos que la Unión Europa esté más unida y no con más fronteras. Los nacionalismos están destrozando Europa, como se puede ver en Hungría y en Polonia». El novelista, cuyo nombre siempre suena para el Premio Nobel de Literatura, explica que el protagonista de su nuevo trabajo comparte su misma vida hasta los 21 años. A partir de esa edad se convierte en un reflejo de él, lo que pudo ser y no fue; un tributo al autor fracasado que jamás ha sido. «Él vive una existencia alternativa ala mía, que yo no he conocido. Está alejado del éxito. La fama falsifica la escritura. Por eso él sí ha logrado convertirse en un escritor puro, como lo fue Kafka. Escribe para sí mismo, sin querer llenar estadios ni ganar galardones literarios».
Pero este libro, estructurado como un diario, que narra la historia de un profesor que trabaja en un instituto de barrio, con una trayectoria literaria marcada por la frustración y que habita una casa en forma de barco, es mucho más que una tibia imagen de sí mismo. «En estas páginas hay mucha moral. Es la reacción del hombre ante el mal y la muerte. Aquí está la eterna condición humana, del hombre que sabe que un día va a desaparecer. Todo artista quiere huir del mundo a través de su vocación. Las páginas más dramáticas de este libro es donde se ha escrito la palabra «socorro». Es el grito universal de la humanidad». A pesar de estas premisas, en el fondo, el escritor aboga por un humanismo y una solidaridad que dan un punto de optimismo al relato y que es parte de su trasfondo. «Se habla del poshumanismo como consecuencia de la tecnología. Esta época estaría marcada por el dominio de la tecnología, pe royo prefiero ser un liberal que todavía cree en los valores humanos, como son el amor y la solidaridad».

PLACERES VULGARES
Quizá por este motivo no tarda en abordar una crítica al «mercantilismo» que domina nuestras sociedades: «Es un sistema que nos está deshumanizando, que ha puesto en marcha la rapacidad de los hombres y los placeres vulgares. Estamos circundados por rasgos deshumanizadores, por este motivo es tan importante hoy en día reivindicar el arte, como la poesía, que en estos momentos no forma parte de este sistema». El novelista, que se define como un escritor de diarios-«los escribo desde que tenía 17 años y cuando pasan tres o cuatro días sin anotar nada en estos cuadernos me siento mal»-, reivindica la autonomía de los creadores frente a un mundo que es hostil y que presta poca o ninguna atención a las necesidades vitales del alma. «Todo artista tiene que estar frustrado por pertenecer a un sistema, por no ser un Franz Kafka. Este es uno de los núcleos de mi historia. Es cierto que entro en una contradicción cuando me preguntan si aceptaría el Premio Nobel. Pero una distinción de esta naturaleza carecería de importancia si no fuera por los otros escritores que lo han recibido con anterioridad. Eso es lo que concede valor a un reconocimiento». El autor de «El ruletista» o «Lulú», ambas editadas por Impedimenta, reconoce que la atmósfera urbana que impregna este texto, uno de los mejores y de los más ambiciosos de toda su trayectoria según la crítica, es la Bucarest de su juventud, una ciudad marcada por la dictadura de Nicolae Ceaucescu. «Es cierto que está ahí, aunque en realidad todos los sentimientos y lo que tenía que decir de ese periodo está en «Cegador», un violento panfleto que incluye toda la miseria y horrores que conocí entonces. Esta novela es más bien una metáfora».

PESADILLAS, ENSOÑACIONES Y SOLIDARIDAD
Mircea Cărtărescu ha publicado una obra en la que resuenan las voces de creadores corno Kafka y Borges. Una compleja trama con una sucesiva superposición de planos, sobre todo dos el de la realidad y el de los sueños del protagonista, que están marcados por unas insólitas pesadillas habitadas por extraños personajes. En esta narración se dan cita las vivencias del personaje central, que se desenvuelve en una ciudad comunista y gris, sin apenas encantos. En el fondo es una lucha de este profesor rumano por escapar de la opresión que supone su entorno, que, en el fondo, es el entorno de todos los seres humanos, para trascender y liberarse. Pero el novelista, que tiene más fe en el conjunto de la sociedad que en el individuo que afronta solo su destino, ha preferido que este alter ego apueste por la solidaridad por encima de otras consideraciones más personales.