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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Gudrun Pausewang o el amor por la naturaleza

Impedimenta publica 'El prado de Rosinka. Una vida alternativa en los años veinte', una oda al amor por la naturaleza de Gudrun Pausewang en el que proclama la necesidad de regresar a los orígenes del ecologismo y la vida autogestionada.

La obra de Pausewang se considera ya un clásico de la literatura alemana y un monumento de la literatura autoficcional, heredero del Walden de Henry David Thoreau. Un franco alegato a favor de una vida alternativa, ajena a la superficialidad de la modernidad, y un sincero relato que aboga por retornar al origen para emprender, esta vez de forma distinta, la búsqueda de la felicidad.

El prado de Rosinka era el nombre con el que los lugareños conocían un pedazo de tierra pantanosa situado en pleno corazón de los Sudetes, en la cual los padres de Pausewang hicieron realidad, a principios de los años veinte, el sueño de vivir y dejar vivir, adoptando una vida alternativa en los bosques, aun a costa de grandes privaciones.

Allí, en una sólida casa de madera que la pareja construyó sin ayuda de nadie, nacieron Gudrun y sus cinco hermanos. Y allí vivieron hasta que, en 1945, el final de la guerra puso fin abruptamente a su experimento. Treinta años después, Elfriede, la anciana madre de Gudrun, recibe una carta de Michael, un joven que, decidido a seguir sus pasos, busca su consejo… Así empieza una relación epistolar en la que Elfriede le relatará su experiencia en el apartado enclave donde emprendieron aquel apasionante viaje en busca de la utopía, la libertad y la independencia.

Gudrun Pausewang nació en 1928 en Wichstadtl, Bohemia Oriental. Tras la muerte de su padre se mudó junto con su familia a la República Federal Alemana, donde estudió Pedagogía. A partir de 1956 trabajó como profesora en colegios alemanes de Chile y Venezuela. Comenzó escribiendo para un público adulto, pero pronto entró en el mundo de la literatura infantil y juvenil. Su novela La nube (1987) la hizo merecedora de varios premios en Alemania. Es también conocida por su trilogía de novelas autobiográficas El prado de Rosinka (Rosinkawiese, 1980), Fern von der Rosinkawiese (1989) y Geliebte Rosinkawiese (1990), en la que narra su infancia en los Sudetes.