Detectives victorianas, en Siruela, y Damas oscuras, en Impedimenta, son dos novedades que recuperan la literatura de la época victoriana. Comparten algo más: Detectives victorianas son todas las protagonistas de los relatos que forman el libro de Siruela, cuya edición ha corrido a cargo de Michael Sims, aunque no todos los autores de esos relatos son mujeres. En cambio, las Damas Oscuras de Impedimenta son las escritoras, autoras de cuya cabeza salen oscuras historias de terror. De ahí que el libro lleve el subtítulo: Cuentos de fantasmas de escritoras victorianas eminentes.
Ambos combaten estereotipos y abren ámbitos antiguamente vedados o difíciles de transitar por las mujeres como son (eran) las historias policiacas o de detectives –con la excepción de Agatha Christie– y los relatos de terror, con la de Mary Shelley, autora de Frankenstein.
Traducido por Laura Salas, Detectives victorianas. Las pioneras de la novela policiaca se fija en una época en la que pasan muchas cosas en las calles porque en las calles de las ciudades del Reino Unido, con su capital a la cabeza, pasaba mucha gente. Es la época del barullo, la mezcla y los empujones entre señores y damas, obreros apresurados, chiquillos, maleantes o paseantes a quienes limpiabotas ofrecen sus servicios, empresario publicitan a voces sus productos, mendigos demandan sus monedas… Como explica el compilador Michael Sims en su introducción titulada reveladoramente “Vigilancia en la intimidad”: No es de extrañar que tales multitudes atrajeran a todo tipo de carteristas y rateros. En la calle podía darse cualquier delito: desde el «palo» orquestado por un trío de carteristas hasta la brutal pedrada al escaparate. Las casas particulares, ya fueran mansiones o habitaciones alquiladas, eran menos seguras que ahora, y recorrer de noche los callejones no era recomendable para los corazones delicados. Desvalijamientos, robos a mano armada, asaltos, asesinatos, infanticidios, violencia conyugal, crímenes motivados por el odio racial: uno podía encontrar cualquier depravación que se le antojase. Era una época muy parecida a la nuestra”.
Es en ese escenario tan “actual” donde se desarrolla buen parte de la ficción detectivesca, como demuestran muchos de los relatos de la presente antología. En ella se reúnen las grandes luchadoras contra el crimen de la época –y también a algunas selectas delincuentes– como Loveday Brooke, Dorcas Dene o Lady Molly, predecesoras de las modernas damas del crimen. Relatos inteligentes y divertidos, por momentos, de mujeres que se negaron a ocupar el estrecho lugar que la sociedad les tenía reservado.
Damas oscuras, de Impedimenta, recopila en sus páginas veintiún cuentos de fantasmas escritos por autoras de la época victoriana. Mansiones en ruinas, páramos desolados, castillos al borde del abismo, mujeres espectrales, antepasados que no quieren abandonar este mundo desfilan por los relatos que imaginaron escritoras de primera línea como Charlotte Brontë, Elizabeth Haskell, Margaret Oliphant o Willa Cather junto con otras, igualmente buenas, pero quizá no tan reconocidas.
Otro punto de vista literario que se añade y complemente al anterior en la siempre fascinante época victoriana.