Lo primero que sorprende de La cámara verde es la voz narrativa… voz narrativa procedente de una casa, una gran mansión que alberga a un conjunto de personas que parecen jugar o concursar a ver quien es más desagradable y antipático.
Por otra parte, todos viven para ahorrar dinero, pero llegando a lo absurdo y ridículo (todo se recicla y todo se reutiliza…cáscaras de verduras, de frutas…). Hasta tal punto, que una habitación de la casa la han convertido en un templo de la riqueza en metálico. Cada día rezan un remedo de Padre Nuestro con palabras cambiadas, adaptadas a su tesoro.
Todo comienza cuando dos mujeres descubren el cadáver de una mujer momificada, en una cámara de la casa, con un ladrillo en la boca. A partir de aquí la casa nos va relatando una historia más que sorprendente, los vicios y cualidades de sus moradores. Nos revela los secretos mejor guardados de esta familia cuyo único fin es ganar dinero durante el día y contarlo de noche. Un humor negro finísimo destila toda la narración…un botón: si el día ha sido fructífero lo celebran tomando una taza de agua caliente.
La llegada de una guapa y hermosa joven revoluciona a toda la familia. El cuadro de personajes es muy curioso: Tres mujeres; hermanas del dueño de la casa, Louis-Dollard; Mórula, Blástula y Gástrula junto a Estelle, esposa de Louis, y madre de Vincent. La palma se la lleva Estelle… lean la novela y descubrirán porqué.