Si bien Homero se sirvió de la ayuda de las Musas para recordar el nombre de todos los que bajo los muros de Illon llegaron, no necesitó en cambio de las hijas de Zeus para referir «las naves de la primera a la última de ellas que llegaron». Así está escrito en uno de los pasajes más conocidos y costosos de leer, todo hay que decirlo, de la Ilíada, y así encontramos ya en los primeros albores de la literatura el ejemplo de la importancia y el amor de las letras por las enumeraciones.
Desde Homero a Joyce pasando por nuestro célebre Cervantes y el clásico fragmento de la quema de los libros que enloquecieron al Quijote, las obras literarias están repletas de ejemplos de listas. Como recoge Umberto Eco, el principio de la enumeración ha servido a los autores para escenificar lo que el célebre escritor denomina «topos de la indecibilidad». O en palabras más sencillas, servirse de una lista para ejemplificar el vasto conocimiento o lo inmensamente desconocido.
Los Liszt, la familia que protagoniza el último álbum infantil publicado por La pequeña Impedimenta, seguro que conocen todo esto. Cada uno de sus miembros pasa el día elaborando listas de lo más usual a lo más inusual. Recabando información, ordenando conceptos, jerarquizando elementos.
Todos los días del año, salvo el domingo, esta singular familia se entrega con dedicación a su tarea sin que nada pueda interrumpirla. De esta manera, cuando un día cualquiera un extraño llega a la casa, todo comienza a saltar por los aires hasta que el nuevo inquilino consigue encontrar su hueco en el excéntrico hogar. O más bien valdría decir «la lista en la que encaja».
Homenaje a la curiosidad, al conocimiento y, cómo no, a lo divertido y saludable de lo inesperado y lo absurdo, la obra, debut literario de la canadiense Kyo Maclear, es encumbrada a la notoriedad gracias al trabajo gráfico realizado por Júlia Sardà.
Está narrado de una manera amena, concisa –que es de agradecer por los más pequeños– y divertida, la ilustradora catalana combina a la perfección este ritmo ágil y alegre de Maclear con dibujos más oscuros y estrambóticos. Con un estilo que entremezcla lo grotesco de los Adams, el equilibrio estético del mejor Wes Anderson y la astucia irreverente a lo Carson Ellis, todo ello en su conjunto da como resultado un título que claramente estará en la lista de lo más bonitos del año.