La piadosa primavera nos regala tres des-lumbrantes artefactos para colarle de ron-dón unas cuantas dosis de luz inteligente y atrevida a la monotonía de las nubes. Dos llevan nombre de artista, aunque uno tiene truco. El tercero es una apabullante versión ilustrada de un clásico de la sátira política.
Los Liszt. No, no va de músicos. Los Liszt son una familia obsesionada por las listas. Listas corrientes y listas raras. De enfermeda-des horripilantes, de tareas insoportables, de matices del negro. Hasta que llega un extraño y les descoloca, porque no figura en ninguna. Esto parece una pequeña fábula para todas las edades, tal vez un libro infantil. Pero los esquemas se derriten al ver las ilustraciones de la barcelonesa Júlia Sardà para este relato de la canadiense Kyo Maclear. Una increíble fusión de aparente candor e inquietantes pulsiones. La sensación de que, tras cada lá-mina, hay mucho más. Y la imperiosa necesi-dad de, al final, volver a la primera página.
EUGENIO FUENTES