Hello there mis queridos lectores, hoy traigo la primera entrada de mayo: ¡Un clásico de la época Meiji! ¿Creyeron que este año me dedicaría solamente a mangas y novelas ligeras? Pues se han equivocado, también quiero ir expandiendo mis reseñas sobre clásicos japoneses ya que tengo una lista larguísima en espera. Voy a admitir que muchos de los escritores que traeré, me fueron presentados por referencias en franquicias japonesas (los estoy mirando bungo stray dogs y bungo to alchemist), así que es posible que estas entradas se vean un poco influenciadas por ello.
Aún así, quiero también separar la imagen que se da en las series de los autores, porque difieren bastante. En estas entradas me iré centrando en los detalles más culturales y me apoyaré también en mi propia percepción, que vamos, no soy experta en historia japonesa. Sólo me gusta montones pero de seguro mi lectura de la obra es muy diferente a la que haría alguien de ese país. Como sea, me estoy dando muchas vueltas. Vamos con la información técnica mejor.
La bailarina de Mori Ōgai, trata la historia de Toyotaro, un joven que vive justo la época del cambio en Japón. Ya en el periodo Meiji, nuestro protagonista es consciente del mundo más allá de la isla y de las virtudes de occidente, privilegios que sus antepasados tenían vetadas por las políticas de aislamiento del país. Toyotaro muestra durante la historia ese cambio que se produce en la mentalidad del japonés promedio, el cual se maravilla por lo exterior pero que sigue aferrado firmemente a sus creencias y a su patria. Cómo a pesar de lo mucho que las ideas europeas le encantan, no es capaz de olvidar su código moral japonés para entregarse por completo a la vida cosmopolita. Incluso en una parte de la trama, el mismo protagonista menciona que no puede adaptarse por completo a la extraña y rápida vida de la ciudad, que prefiere dedicarse a leer y sus estudios.
Y ahí, en ese punto donde está tranquilo progresando su vida en el extranjero, es que nuestro protagonista conoce a una muchacha alemana. Una chica que llora y él intenta ayudar, una chica que a simple vista no es más que una buena obra y terminará robando con el tiempo el corazón de Toyotaro.
Es una historia de amor que no se centra tanto en él, que muestra una relación bastante pura pero incontrolable, donde el protagonista cae irremediablemente enamorado de Elise y decide dejar todo para seguir con ella. Que habla de la culpa de no cumplir las expectativas ajenas, de no ser lo que se espera de uno pero que por amor se es posible vivir con ello, o al menos intentarlo con todas las fuerzas.
El final, mi parte favorita de la historia, es un buen broche de cierre. Literariamente me ha gustado aunque lo he juzgado bastante a nivel moral, pero como suelo hacer, separé ambas cosas para poder gozar de la obra por completo.
¿RECOMENDADO O NO?
Eso es bastante sencillo de explicitar en pocas líneas pero si quiero profundizar tendría que comenzar una cátedra sobre la época histórica y el mensaje del autor, especialmente porque como mencioné, esta obra es presentada a un público que apenas se conecta con el exterior y la literatura de occidente. Y se nota, creanme que se nota.
Es una historia que al menos para mí no tiene su fuerte en la relación amorosa, por mucho que sea el tema principal de la obra, sino en la imagen plasmada de la mente de Ōgai mismo. La literatura de ese tiempo cambia a una primera persona, cambia de escenario y centra su foco ya no en las batallas sino en cosas del día a día, en cómo está la relación entre la tradición y lo nuevo. Me ha gustado mucho eso.
Le doy mi visto positivo y la recomiendo, es muy breve de leer y ofrece una buena visión del dilema que quizás se llevaba a cabo en los corazones de los contemporáneos de Ōgai. Permite sin mucho detalle hacerse una visión de un tiempo que para nosotros se siente tan lejano y a la vez tan cercano.
Así que quedan invitados a leer esta historia, y si tienen problemas para encontrarla, pueden contactarme para que intente ayudarles si los links de más arriba no funcionan bien.
¡Que tengan una buena semana, y por supuesto, una buena lectura!