1959. Florence Green vive Hardborough un pequeño y apartado pueblo de la costa de Suffolk. Florence decide abrir una librería, la primera del pueblo, y para ello adquiere Old House una propiedad que lleva años abandonada. Cuando la decisión de Florence se hace pública, Violet Gamart, una de las habitantes ilustres de Hardborough manifiesta un repentino interés por Old House. Es a partir de entonces que Florence topa con la resistencia del pueblo. La actitud de sus vecinos la ira acorralando de forma elegante pero implacable. Los acontecimientos se precipitaran cuando Florence decide poner a la venta Lolita de Vladimir Nabokov, una novela polémica.
Con apenas 180 páginas que se leen en un suspiro Penelope Fitzerald nos transporta a uno de esos lugares donde o se nace o difícilmente se llega a encajar. Uno de esos lugares donde no se permite caminar fuera del camino y donde los desafíos al régimen establecido se pagan caros. Lugares donde la iniciativa y la valentía son vistos como una amenaza y donde asusta cualquier atisbo de cambio o progreso. Florence no se descubre como un personaje provocador o desafiante, simplemente se trata de alguien que quiere dedicarse a vender libros, pero no será eso lo que vean sus vecinos envenenados por Violet que incluso recurrirá a sus influencias en las más altas esferas para acabar con Florence.
La autora retrata perfectamente a la castradora sociedad británica de mediados del siglo pasado. De modales elegantes pero rotundos que de una forma silenciosa es capaz de aplastar cual cucaracha a todo aquel que se atreva a no cumplir con las normas de convivencia no escritas y más cuando ese alguien es una mujer sola que no ha de responder ante nadie.
La autora, además, consigue con su estilo narrativo que el lector no solo empatice con Florence y su causa sino que de la redacción emane una atmósfera envolvente que transporta a uno de esos lugares de las islas británica donde el gris lo invade todo y la humedad es compañera inseparable. Un ambiente cargante que no viene sino a acrecentar la sensación de constante contención.
Isabel Coixet ha llevado La Librería al cine, la cinta se ha hecho con tres Goyas en la pasada edición, mejor película, mejor dirección y mejor guión adaptado así que habrá que verla.
ISABEL RESINA