Nenna James, una joven canadiense sin medios para alquilar una vivienda en el Londres de principios de los 60, vive con sus dos hijas en una barcaza anclada en el Támesis. Ninguna de las tres «pertenece ni al agua ni a la tierra firme», y comparten su existencia con unos vecinos que se encuentran, como ellas, a la deriva.
La literatura de Fitzgerald parece creada para leerse en verano. Sus historias, en las que priman la sencillez y la libertad de la vida excéntrica, contrarrestan el sopor del tiempo libre sin hacernos perder el sosiego.
Por si faltasen razones, esta obra ganó el Booker Prize en 1979 y está basada en la experiencia personal de la autora, que, por cierto, vio su otra gran obra llevada a la pantalla por Isabel Coixet este mismo año: La librería.
MÓNICA ZAS MARCOS