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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Aquel día no salí con el libro de la tienda (otros tres libros habían cubierto el cupo) pero durante estos meses tanto el autor, como el libro, se me han cruzado en varias ocasiones. Afortunadamente para mí.

Estrómboli es una colección de ocho relatos que tienen en común, como dice la reseña del editor, «lo perturbador que se oculta tras las historias más cotidianas». Las historias que describe Bilbao podrían ser de lo más ordinarias, incluso alguno nos habremos visto involucrado en situaciones parecidas a la que ahí se desarrollan, pero la grandeza del relato reside en cómo se describe la progresión de hechos y, ante todo, cómo éstos se entremezclan para acabar dejándonos, al desenlazarse, con una sensación de extraña desazón (seré gráfico, un “pero qué cojones acaba de pasar” en toda regla).

Los personajes son gente corriente que por determinadas circunstancias vitales acaban en sitios en los que en un principio podrían no haber querido estar y que, a raíz de esas coyuntura, se ven envueltos en situaciones medianamente normales que se desarrollan de forma tan probable como inquietante. ¿Y si nosotros mismos acabásemos algún día sometidos a la presión o disyuntiva de estos personajes?¿Reaccionaríamos así? ¿Nos llevaríamos el mismo merecido? ¿Sufriríamos como ellos lo hacen o incluso más?

Bilbao nos pone en un brete con su textos de prosa ruda, por momentos sucia, pero extremadamente elegante, impecablemente hilada y tan clara como elocuente. Y, sobre todo, sus textos tienen la peculiaridad de no cerrarse jamás del todo, de parecer ser extractos de relatos mucho más grandes pero que no necesitan más desarrollo para contarnos lo que necesitamos saber y dejarnos con una especie de moraleja exenta de moralina que nos remueve y nos hace cuestionarnos demasiadas cosas de nuestras supuestas virtudes.

Si bien los ocho relatos son extraordinarios, hay dos que querría resaltar por encima del resto. El primero, «Como en un idioma desconocido», lo destacaría por su impecable cierre. En él, la aparente pseudo-moralidad del personaje principal queda completamente despedazada en tan solo un par de párrafos. El segundo, «Avicularia avicularia», lo ensalzaría por la desazón continua que logra generar en el lector mientras te está describiendo la acción principal en un paraje idílico (por eso y porque hará las delicias de cualquier lector amante de la serie de televisión «Black mirror» y, en especial, del capítulo que abre la primera temporada «El himno nacional»).

Jon Bilbao ha logrado reconciliarme con el género del relato corto que sólo me había enganchado por medio de los textos de Joyce Carol Oates (con la que incluso se podrían encontrar ciertos paralelismos). Estoy seguro que no será la última vez que se cruce en mi camino (ni Oates).