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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

«La Madona de los coches cama»: ¡Una novela de espías de los locos años veinte!

Intrigada como me sentía por descubrir lo que se hallaba tras la obra que se vendía como una de las primeras novelas de espías de su tiempo y con el enorme éxito que arrastraba desde entonces me zambullí de lleno en ella.

Me refiero a la original novela de espías hace poco publicada por la editorial Impedimenta bajo el título de La Madona de los coches cama del escritor británico Maurice Dekobra.

La Madona de los coches cama es una disparatada y desinhibida novela de espías que tiene por principales protagonistas a Lady Diana Wynham y al príncipe Gérard Séliman ambos bastante esnobs e inteligentes. Séliman es el ayudante de Lady Wynham, una mujer muy rica y sin ningún recato que viéndose en la ruina decide explotar el yacimiento petrolífero que su marido adquirió tiempo antes de morir. La cosa se complica porque dicho yacimientos se halla en la Rusia bolchevique y Séliman deberá acudir en representación de nuestra Lady para conseguir los preciados permisos de explotación que sacarán a la dama de la bancarrota. Esta sencilla tarea, se convertirá en una alocada y disparata aventura con crímenes, triángulos amorosos, viajes en el Orient Express, conspiraciones y micros ocultos por doquier.

Lo que más me ha sorprendido de esta época es que explora temas que en décadas posteriores a los años veinte se consideraban tabú, incluso hasta hace bien poco y, desde luego, asombra lo desinhibido del relato. Un relato, por cierto, magistralmente escrito y divertido en el que no paran de suceder cosas, así como de aparecer un sinfín de personajes a cada cual más estrafalario. Los diálogos son muy ingeniosos y el personaje de Séliman se convirtió en uno de mis favoritos, ya que no sale de una para meterse en otra.

La Madona de los coches cama de Maurice Dekobra es una divertida y original obra que nos muestra el origen de las actuales novelas de espías, con muchos toques de humor y pasajes que son puras aventuras. ¡Mil gracias a Impedimenta por el ejemplar!