Los seis relatos que componen este libro, independientes entre sí, tienen sin embargo muchas cosas en común: todos transcurren en el interior rural de Australia, en un entorno salvaje y desolado, de hombres embrutecidos en su lucha por la existencia en un territorio inhumano y hostil, y en todas, salvo en el titulado «Mano tullida», el personaje principal (o uno de los principales) es una mujer. Mujeres fuertes o mujeres que, sin serlo tanto, deben afrontar situaciones terribles.
Tratándose de una obra publicada originalmente en 1902 sorprende tanto las temáticas abordadas como el estilo de la autora, estilo y temáticas que bien pudieran compararse con novelas contemporáneas como Resurgir, de Margaret Atwood. Destacan sobre todo los relatos que abren y cierran el libro, «La soñadora» y «El instrumento elegido»: magistralmente escritos, comunican a dentelladas la angustia de sus protagonistas, enfrentándose en solitario a situaciones de pesadilla.
La traductora del libro, Pilar Adón, firma también un informado e informador «Posfacio».