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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Cuando menos es más

En pleno debate sobre la autoficción en la literatura, hay escritores que demuestran cómo lo propio puede convertirse en universal; basta un toque certero de ficción, algo de audacia y mucho ingenio.

Así, de un recuerdo se puede extraer la esencia para convertirlo en esa historia en la que cualquiera puede verse reflejado, y aunque lo que nos cuente el escritor sea su propia experiencia, desde el momento que la reboza en literatura deja de poseerla para ser de dominio general. Y así, señores míos, se escribe una novela sin peligro de aburrir al lector con batallitas de mocedad.

Eduardo Berti echa mano de la memoria para hablar de esas epifanías existenciales que determinan el rumbo de una vida. Un suceso catártico, aunque trivial en su momento, que adquiere un significado trascendental cuando se contempla desde la perspectiva del tiempo y sus avatares. Así, Faster, el artefacto literario que acaba de publicar Impedimenta contiene el relato de una iluminación, la flecha que indica el camino a seguir en lo sucesivo, y que pasado el tiempo se comprende en su justa dimensión casual y providencial: el nacimiento de una vocación.

El escritor argentino narra aquí una aventura de juventud que de forma imprevista habría de marcar esa trayectoria vital que le condujo a ser lo que es. Estimulado por la voluntad común que alumbran ciertas afinidades, él y su compañero de estudios, un tal Fernán (nombre inventado que identifica a la persona real con quien compartió amistad y aficiones), deciden editar una revista deportiva en plan artesanal y en un alarde de audacia juvenil piden una entrevista a uno de los ídolos de la época, Juan Manuel Fangio. Cual es su sorpresa cuando el laureado piloto les concede la cita y se encuentra ante una persona que revienta los tópicos, pues encuentran a un hombre que ha sabido anteponer su personalidad a la fama.

Esa entrevista define la columna vertebral de este relato íntimo, sosegado y reflexivo que Berti estructura de forma talentosa a base de breves estampas narrativas que administran los recuerdos desilvanados, como un magistral rompecabezas que poco a poco va encajando para mostrar el auténtico significado del discurso: el poder de la voluntad y las convicciones cuando se enfrenta uno a ese momento en la vida cuando reina la confusión.

Berti echa mano de los recuerdos dispersos, y en ocasiones nebulosos, para construir un relato sobre la amistad, el significado de la vida y la idea de la fama, explorando los suburbios de la casualidad para concluir en la fortaleza de las convicciones y el valor de la perserverancia, en una obra cálida, íntima y reconfortante que acompaña de una banda sonora silenciosa al son de las canciones de los Beatles, aunque en realidad habría que decir de George Harrison, el otro pilar que sostiene el empeño de los dos jóvenes protagonistas por encontrar, quizás sin saberlo, un sentido a la vida. Y así, con austeridad de recursos lo- gra el máximo partido a una obra luminosa y original.

Antonio J. Ubero