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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Con este provocador comienzo, se abre esta novela escrita por Tatiana Tîbuleac, nacida en 1978 en Chisináu (Moldavia) y premio de la Unión de Escritores Moldavos.

Aleksy es un problemático adolescente que está ingresado en un psiquiátrico inglés. Ese verano que acabará siendo tan especial va a pasar las vacaciones con su madre en un pequeño pueblo francés. Las relaciones con su madre no son nada buenas y el concepto que Aleksy tiene de ella es rabiosamente negativo. Poco a poco, vamos conociendo más cosas de sus vidas: su padre los abandonó después de la muerte de la hermana pequeña en un accidente, suceso que provocó que la madre estuviese en estado catatónico durante muchos meses, sin atender a Aleksy, que se vio marginado por su padre y por su madre. Con el paso de los años, el estado mental de Aleksy fue empeorando y la madre se vio forzada a ingresarlo en un psiquiátrico.

El libro está escrito como si se tratase de un diario en el que Aleksy recuerda la relación con su madre en ese momento trascendental: el verano «en el que mi madre tuvo los ojos verdes», en el que las cosas cambiaron radicalmente. En ese verano, la madre le cuenta que padece una gravísima enfermedad. Aleksy asiste al empeoramiento progresivo de la madre, lo que le lleva a acercársele mucho más y a redescubrir aspectos insólitos en su relación, basada hasta ahora en el amor de ella y el odio de él. El anuncio de la enfermedad provoca cambios en ambos. Juntos repasan sus existencias grises y trágicas.

Aleksy recuerda ese verano cuando ya es un pintor famoso; aconsejado por su psiquiatra, le pide que recuerde los momentos más importantes de su vida para intentar superar una situación de bloqueo artístico. El relato de ese verano contiene muchas escenas agrias y desagradables, incluso comentarios sórdidos y de mal gusto, pero hay también momentos –los mejores– para el perdón y la reconciliación. El cambio de tono de la novela es sorprendente.

La primera parte está escrita con un estilo exacerbado y negativo; Aleksy solo desea escaparse con sus amigos, que como él atraviesan una adolescencia turbia e indeseable. Esta primera parte está repleta de arrebatos despectivos de cólera, con los que la autora refleja el mundo interior hecho añicos del protagonista. Sin embargo, las sensaciones cambian de manera progresiva a medida que los dos personajes se acercan. Entonces, Aleksy atisba el sufrimiento de su madre, las heridas de una vida insatisfecha, su desesperación y fragilidad. Y de pronto él descubre que ese verano va a ser el momento más importante de su vida, la clave para entender todo lo que vendrá después y la raíz de su escondido, roto y dolorido mundo interior.

Adolfo Torrecilla.