Libros como El Extranjero de Albert Camus o como el incombustible Siddhartha de Herman Hesse mantienen ese aura de iniciación y de obligada lectura. También El Ruletista, de Mircea Cărtărescu, tiene la vocación de serlo. Son autores que comparten cierta atracción por el absurdo.
Ubik de Philip K. Dick es un imprescindible de la ciencia ficción clásica, género al que se suman autores jóvenes como Laura Fernández y su divertidísima Bienvendos a Welcome o la distópica —muy a lo Black Mirror— Kentukis de la argentina Samanta Schweblin.
Las novelas de Marina L. Riudoms Había una fiesta y de Pedro Mairal, Una noche con Sabrina Love, comparten los ritos y despertares de la juventud pese a la distancia que pueda separarles. Monstruas y Centauras de Marta Sanz, se ha constituido como uno de los ensayos feministas del año.
Por último, una referencia teatral del reciente académico de la lengua Juan Mayorga, El chico de la última fila, adaptada al cine por François Ozon en 2012 y Concha de Oro en San Sebastian.