Debo empezar por decir que la lectura la hice en inglés, bajo el nombre Fruit of the Drunken Tree, me lo recomendó mi amigo Gabriel el último día de mis vacaciones en Amsterdam cuando hacía las maletas para devolverme en enero de este año, aun no lo habían traducido al español, él me iba contando que lo había publicado una colombiana en los Estados Unidos y que lo había sorprendido gratamente, le dije que por favor me lo fuera comprando desde el iPad mientras terminaba de empacar. En ese momento no me había dado cuenta que la editorial era #Impedimenta, la cual nunca me decepciona con los libros que saca adelante.
La historia del fondo del libro es de una de las épocas más duras que ha tenido que vivir Colombia, tal vez la que más llevamos clavada en la dinámica social, política y económica que estamos viviendo, la que no hemos podido superar. La historia narra la época de Pablo Escobar, las bombas en los centros comerciales, el exilio, el auge del secuestro y extorsión de las guerrillas y el nacimiento del paramilitarismo en Colombia.
Es la historia mejor contada que he podido leer sobre ese momento, porque se hace a través de los ojos de una niña de 7 años. Una niña clase media que vive de cerca el asesinato de Luis Carlos Galán Sarmiento, una niña que vive la separación y exilio de su familia, que logra estar de cerca con la realidad de los niños clase baja a través de su empleada de servicios domésticos, que no es más que otra niña de escasos 13 años.
Angélica Villalba
Algunos pensaran que La Fruta Del Borrachero es el cliché que siempre escuchamos sobre la violencia y el narcotráfico, pero en realidad supera esa medida de la cual ya nos hemos aburrido. A título personal detesto esas historias que han sido contadas por todos los bandos para justificar una corriente u otra, no veo series o películas que hablen de narcos en donde los terminan idolatrando, no leo libros escritos por paramilitares ni por guerrilleros, tampoco leo libros de expresidentes colombianos, me quedo con la realidad, lo que vive una persona común y corriente, y por eso este relato que se narra en la voz de una niña me parece verídico.
A pesar de que el libro tiene la advertencia de ser una obra de ficción, sabemos que la autora recoge los hechos vividos en su calidad de inmigrante a Estados Unidos y que en el proceso de escritura del libro, investigó lo necesario para hacer lo que hacen los buenos escritores, contar lo que otros no puede contar. Por ello, veremos la historia basada en hechos de la vida real de muchas personas a lo largo de esta lectura.
En este libro vamos a encontrar lo que todos, sin distinción de clase social tuvimos que vivir durante el periodo de los apagones. Yo recuerdo que también era muy niña y que lo único que sonaba en mi casa eran los carros a la distancia, el radio de pilas de mi abuelo y el abanico de papel periódico que sacudía mi abuela para darme fresco. Ingrid Rojas Contreras utiliza recursos literarios que harán que recordemos esos momentos, seguramente sus recuerdos serán diferentes a los míos y a los de la autora, pero están ahí. En esa diferenciación de los recuerdos se encuentra mucho de lo que nos separa como sociedad, porque seguramente los recuerdos que tenían los niños pobres del país es que no venían venir los mosquitos que los llenaban de picaduras, o como los sicarios actuaban con mayor facilidad en la oscuridad de la noche.
De la misma forma en como vemos que la narradora principal del libro ve e interpreta con la inocencia de los primeros años lo que pasa a su alrededor, igual lo hace la niña del servicio doméstico, la que vive en una invasión, a la que le han matado a su padre y a varios de sus hermanos, ella quiere proteger a su madre y al resto de los hermanos que le quedan a través de los pocos recursos que gana con su trabajo, pero al mismo tiempo se ve involucrada en actos que en realidad no cociente y que le toca asumir para no poner en riesgo su vida y la de los suyos.
Este es un libro que no es apto para católicos-apostólicos-romanos porque varias de las partes donde vemos filtrado el humor de la autora se valen de metáforas bíblicas, y me atrevería a decir, sin temor a equivocarme que es una burla sutil a los preceptos religiosos que marcan la idiosincrasia colombiana.
Colombia, el país que me ha tocado vivir es un país muy duro, me ha tocado la guerra y la recesión económica desde de lejos, no he sufrido como tantos otros, mientras leía este libro #MeDijeAmíMisma lo afortunada que he sido al ver cómo estos 33 años me han pasado desde la barrera.
ESTE ES UN LIBRO RECOMENDADO PARA:
– Todos los colombianos
– Para los que quieren leer de la historia reciente de Colombia no desde los periódicos o desde libros marcados por alguna corriente ideológica
– Los migrantes a causa de la violencia del país
– Los lectores de novelas basados en hechos de la vida real