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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Roger Deakin, la experiencia de la fusión absoluta con el agua

El sello Impedimenta trae al castellano los diarios en que el escritor inglés relata la insólita aventura que se propuso a mediados de los 90: recorrer las islas británicas a nado.

«Cuando te zambulles se produce una especie de metamorfosis. Al atravesar el espejo acuático, dejas atrás la tierra y entras en un mundo nuevo, donde la supervivencia, y no la ambición o el deseo, es el objetivo principal […] Estás en la naturaleza, formas parte integral de ella, de una forma mucho más plena e intensa que en tierra firme, y la percepción del presente resulta abrumadora». Esta reflexión del escritor, documentalista y ambientalista inglés Roger Deakin (Watford, Hertfordshire, 1943-Mellis, Suffolk, 2006) da buena cuenta de hasta qué punto estaba convencido de que el agua era un espacio de comunión con la vida que estallaba a su alrededor, donde era posible una fusión absoluta con el entorno, los minerales, las plantas, los animales, todo lo que comportaba el hábitat en que quería penetrar, y que además le permitía mantener una sensación de universo profundamente privado -«como si estuviésemos en el útero», matiza-. «Cuando nadas, sientes tu cuerpo como lo que principalmente es, agua, y esta se empieza a mover con el agua que te rodea […] Nadar equivale a experimentar lo que sentíamos antes de nuestro nacimiento», asegura.

Solo una persona sabia, consciente de su lugar en el mundo, modesta y despojada de toda ampulosidad, un loco maravilloso, un hombre bueno como Deakin, puede firmar un texto tan esclarecedor y emocionante como Diarios del agua (1999), que acaba de traer por fin al castellano Miguel Ros González -traductor de Thoreau, entre otros autores- de la mano del sello Impedimenta. Aunque el proyecto nació inspirado por la lectura del famoso relato del escritor estadounidense John Cheever El nadador, el alcance de la aventura excede aquella narración cuya adaptación al cine en 1968 protagonizó el actor Burt Lancaster. Una prueba de ello fue el impacto que el libro provocó en la crítica y, sobre todo, en el público -hoy es ya un clásico de culto entre los amantes de la llamada nature writing, y no solo entre ellos-. Tanto es así que inspiró la creación de la iniciativa popular Wild Swimming Movement, que invita a las personas a vivir en la audacia y la libertad, a nadar en aguas abiertas, en riachuelos, pozas, estanques, canales, ríos, rías, mares, lagos, lagunas… y a atreverse a salir y descubrir de este modo lugares privilegiados para la inmersión.

El insólito pero maravilloso viaje que Deakin emprendió un día de 1996 cuando se lanzó al foso de su casa en Suffolk -y se propuso recorrer las islas británicas a nado- continúa. Anímense.

Héctor J. Porto