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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

35 libros para compartir con tus hijos este verano

El periodo estival deja sin excusas a niños y mayores para no entregarse a la lectura

El verano es ese tiempo en el que las horas no importan, ese tiempo (siempre insuficiente) en el que nos decidimos a hacer cosas que, quizás, no nos da tiempo durante el curso. Por eso el periodo estival es ideal para que unos y otros recuperen el sano hábito de la lectura, por separado o juntos. Las editoriales, que cada vez sacan a la luz títulos más atractivos y cuidados, parecen dispuestas a ponerlo fácil.

Una forma recurrente de satisfacer las exigencias de todos es acudir a los títulos de autores «para adultos» que eventualmente escriben para niños o jóvenes. La editorial Siruela, por ejemplo, edita la nueva incursión en la narrativa infantil de Santiago Roncagliolo –premio Alfaguara con Abril rojo– titulada Matías y los imposibles, donde los personajes de cuento cobran vida para ayudar a un niño que ha perdido a su abuelo. El periodista Jesús Marchamalo propone por su parte una visión lúdica del lenguaje en La tienda de palabras. En el mismo sello pueden encontrarse los Cuentos para niños de la recordada Mercé Rodoreda, autora de ese clásico de la literatura en catalán que es La plaza del diamante. Y en septiembre verá la luz El río baja sucio, un libro para adolescentes (o no tanto) del escritor y cineasta David Trueba.

Otro autor celebrado, Isaac Rosa, acaba de lanzar la segunda edición de W (Edebé), la historia escrita a cuatro manos con su hija Olivia. El catálogo de esta editorial incluye novedades de ficción pura como El caso del gato negro, sexta entrega de la saga El joven Poe de Cuca Canals, Los zorros del desierto de Pierdomenico Baccalario –un misterio en el que se dan cita el general Rommel y el mismísimo Antoine de Saint-Exúpery, aviador y autor de El principito– junto a títulos que podrían encajar en la categoría de autoayuda como Mis miedos, ¿amigos o enemigos? de Isabelle Filliozat.

En una línea afín, Parece una hormiga, del escritor e ilustrador por Pablo Otero, se presenta como una invitación a explorar el subconsciente. La casa que lo lanza, Kalandraka, tiene como lema «libros para soñar», y ciertamente tiene acostumbrado a su público a libros maravillosos. Junto al de Otero, saca también este verano Zlateh, la cabra y otras historias, siete cuentos tradicionales judíos recreados con todo su sabor oral por la pluma de Isaac Bashevis Singer y con ilustraciones de Maurice Sendak que remedan los grabados antiguos.

Impedimenta apuesta por trabajar también diversos aspectos de la personalidad en Mi miedo y yo, de la jovencísima Francesca Sanna, que ya sorprendió con El viaje; y acaba de sacar también Charlie y Ratón, los dos hermanos concebidos por Laurel Snyder, con la deliciosa estética retro de Emily Hugues. Fulgencio Pimentel, por su parte, ha dado a la imprenta Duelo al sol, de Manuel Marsol, el primer español galardonado en el Festival Internacional de Ilustración de Bolonia: un original duelo de excusas inspirado en el spaghetti western.

Alejandro Luque