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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Revolucionarios versa sobre la vida de un hippie de gran relevancia, Lenny Snyder, en los movimientos revolucionarios de finales de los años sesenta y principios de los setenta, pero narrada su historia a través de los ojos de su hijo, a quien un periodista le entrevista en su edad adulta y le cuenta todo lo que recuerda de su infancia y de su padre, en aquellos años tan encendidos en EEUU.

Hay un par de novelas dentro de este libro, dos caminos a seguir. Por un lado, los movimientos políticos de los hippies y sus actividades en los sesenta y los setenta, luchando contra el muy opresor sistema establecido por aquellos años en los Estado Unidos; y por otro, la vida en familia de Lenny Snyder, compuesta inicialmente por su pareja y su hijo, llamado Freedom, el narrador de la historia, y luego por su siguiente pareja, la antigua y su hijo.

El retrato de la América antisistema es, como todo el libro, agridulce y crítico, no es ni mucho menos una bella apología de las luchas de los hippies, sino una mirada muy crítica y muy dura a su manera de vivir y actuar, siempre al límite de la falta de responsabilidad total ondeando mientras la bandera de la libertad. La fotografía de aquella época que nos muestra Joshua Furst es nítida y sabrosa, pero sobre todo, crítica, resalta, más que nada, lo negativo de aquel movimiento de liberación, los bajos fondos y cómo se sentía él entre tanta miseria. Critica a sus padres, a su padre, más en concreto y con más veneno, su conducta, los descuidos que conllevaban tanta libertad, pues sentía que no le atendían como era debido, más pendientes de la ingesta masiva de drogas y las manifestaciones que de la educación de los hijos. El tono es algo revanchista, de ajuste de cuentas, en cierto modo, con su padre, y la pregunta constante es: «¿Fue mi padre una buena persona y buen padre?».

Esta es la otra parte del libro más interesante, la permanente lucha de Freedom con sus sentimientos, al tener un padre admirado por todos, que sin embargo, era ciertamente duro con él, para tratar de endurecerlo ante la vida difícil en que estaban inmersos, o al menos, esa era su justificación. En este cruce de caminos, Freedom, el hijo de Lenny Snyder, se cuestiona la valía de su padre, si merecía en realidad tanto elogio o era todo una inmensa fachada que ocultaba bajo ella a una mala persona, incapaz de cuidar a su hijo, y de mirar más allá de sí mismo.

Freedom vivió su más tierna infancia inmerso en el movimiento hippie, con un padre relativamente famoso en el movimiento, cabecilla e impulsor de la actividad antisistema, que se codeaba con ilustres como Allen Ginsberg. Su vida diaria, pues, se dividía asistiendo a manifestaciones y conciertos y viendo a los adultos en peleas con la policía y consumo de drogas, siempre en ambientes de pobreza extrema, en barrios desolados y casi en ruinas, donde él vivía en una suerte de estado salvaje sin una mirada protectora a su alrededor, callejeando ya desde los cinco años en soledad por la ciudad.

El recuerdo de su infancia es amargo y de desprotección, así nos lo narra, cómo tenía que pasar las horas él solo mientras su madre se consumía, por épocas, entre alcohol, pastillas y ácidos, y su padre seguía su rumbo propio en la lucha contra el sistema, terminando con sus huesos en la cárcel por venta de cocaína y después, tras el pago de la fianza, huyendo de la justicia por la América profunda.

En la narración de Freedom veremos el ascenso y caída de su padre, y nos meteremos en páginas realmente bellas sobre cómo vivió su encierro en prisión, la lucha de su madre contra la pobreza, cómo les iban dando la espalda todo el mundo cuando necesitaban ayuda para salir adelante, la humillación de pedir y no recibir. Hay tramos realmente hermosos del libro relatando la pobreza, la más gris infancia, la amistad con una amiga suya de su edad con la que descubre el mundo y con un amigo adulto de sus padres, que termina por perderse en mares de alcohol, la tristeza con que lo describe Freedom, sus reflexiones siendo tan pequeño, la visión de un niño metido en un huracán.

Novela muy recomendable para seguirle la pista a los años sesenta estadounidenses y para sumergirnos en una infancia de honda soledad.

Rubén Darío Fernández