La obra permite al lector acceder al relato de los primeros años de Condé, desde su nacimiento en pleno Mardi Gras, con los gritos de su madre confundiéndose con los tambores del carnaval, hasta el primer amor, el primer dolor, el descubrimiento de la propia negritud y de la propia feminidad, la toma de conciencia política, el surgimiento de la vocación literaria, la primera muerte.
Estos cuentos son, según la crítica, «los recuerdos de una escritora que, muchos años después, echa la vista atrás y se zambulle en su pasado, buscando hacer las paces consigo misma y con sus orígenes». «Profunda e ingenua, melancólica y ligera», Condé, «la gran voz de las letras antillanas», explora con una honestidad conmovedora su infancia y su juventud.