De manera incomprensible, Monjas y soldados -aparecida originalmente en 1980-, no se había vertido a nuestro idioma hasta que con motivo del centenario Impedimenta tuvo el acierto de ponerla al alcance de los lectores españoles. Monjas y soldados, sobre la que Martin Amis ha apuntado que “es una novela que te gustaría que nunca acabara”, reúne a una serie de personajes en una suerte de narración coral, congregados en torno a Guy Openshaw, quien, a sus cuarenta y cuatro años está aquejado de un cáncer que le ha convertido en un enfermo terminal. En su lecho de muerte recibe la visita de amigos y familiares, que tratan de consolar a Gertrude, que pronto será su viuda. Buena parte de la novela se centra en la agonía de Guy para luego pasar a desarrollar las historias de los visitantes, sobre todo la de Anne, amiga de Guy en su época universitaria, que había pasado los últimos quince años como monja de clausura.