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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Revolucionarios- EFE EME

Hubo, en los años sesenta y setenta, un activista de la cultura llamado Abbie Hoffman.

Fugitivo durante buena parte de esa última década por traficar con cocaína y fundador de un bazar libertario que vendía artículos para apoyar la lucha contra las instituciones y a favor de los derechos civiles, sus acciones pertenecen al sector que intentaba destruir el sistema mediante lo teatral y lo cómico. Su trastorno bipolar lo llevo a periodos de depresión que se cerraron lamentablemente con su suicidio en 1989 a los 52 años. La nota que lo justificaba advertía de que las instituciones contra las que luchaban se habían convertido en hierro. Era ya imposible tumbarlas.