Seguramente hay mucho de experiencia personal en esta novela: el autor nació en Argentina y se marchó siendo niño a Suecia en los años setenta. Y con toda seguridad sí hay en el libro buenas dosis de influencias literarias y cinéfilas, como si cruzara a Dickens con Tarantino y lo agitara con el punto justo de angostura para conseguir un cóctel fresco y fuerte a la vez, del mismo modo que estas páginas son a veces crueles y a veces de una enorme ternura.