La mayoría de las mujeres de Damas asesinas fueron detenidas, juzgadas, incluso torturadas y posteriormente ejecutadas. Mujeres que no necesariamente mataron por arrebato de furia o defensa propia, sino que existe la maldad como condición humana tanto en mujeres como en hombres. Pérfidas, diabólicas y malvadas por propia elección, no necesariamente porque alguna criatura les toque los ovarios, que también.
«Son salvajes, impredecibles, grandiosos, en absoluto conscientes de sí mismos, y, como tales, se prestan a algún que otro toque de humor o sarcasmo»
Tan dementes y asesinas que se establece una especie de disociación entre la más absoluta de las tragedias y lo cómico, como si lo hilarante viniera deriva de una maldad tan atroz que pareciera una farsa. A fin de cuentas matar es una estupidez, pero qué entretenidos son los asesinatos para las sobremesas, y qué divertido es leer Damas asesinas.