Tatiana Tibuleac ha sido otra revelación en España con esa novela que narra, en un pueblo de Francia, la historia de una familia y de una madre y su hijo.
«Si Theodor quería aborda una historia de la madurez, a mí me interesaba explora la muerte desde la juventud». Explicó que su relación con la lengua es algo muy complicado. «Al vivir lejos de casa, me pregunté quién soy yo y qué quiero transmitirles a mis hijos. Es la lengua la que elige la escritura», y aquí se convierten en un personaje. Se le preguntó si podía definir su novela. Sus lectores han visto detalles y símbolos que ella no había contemplado. «Por eso nunca la defino».
Aceptó sí que su deslumbrante novela es un libro sobre el amor, la familia, la muerte y el perdón. Tatiana recordó que había leído autores españoles traducidos al rumano en clase, que le gustaría leerlos ahora en lengua original, y recordó que conoce a Mircea Cartarescu, traducido también en Impedimenta, uno de los grandes autores europeos, del que es colega, admiradora y buena amiga.
—Antón Castro, El Heraldo de Aragón