Este párrafo de Almas y cuerpos (Impedimenta), de David Lodge, concentra cuatro cuestiones básicas del libro (y de la obra de Lodge). Con dos, el sexo y la vida como ficción, coincide con su coetáneo Graham Swift cuando escribía, en El país del agua, que la vida son historias y pedazos de carne. Una tercera singulariza su enfoque, el humor. Y una cuarta estaba intrínsecamente relacionada con su educación, y cobra en esta novela, que se publicó originariamente en 1980, una relevancia cardinal: la religión católica. El documento al que hace referencia ese párrafo inicial es la encíclica papal, de 1968, sobre el control de la natalidad. Como apostilla Lodge: Su mensaje, nada iba a cambiar. Es uno de los eventos históricos que ejercen de contrapunto con respecto a la evolución, por describirla de alguna manera, durante décadas, desde inicios de los cincuenta hasta finales de los setenta, del grupo de amigos que protagonizan la novela. Se inicia cuando, aún vírgenes, se conocen en la universidad. Es importante destacar su virginidad, como detalle caracterizador, porque, su enfoque y su vivencia del sexo, como componente de sus relaciones sentimentales o emocionales, es fundamental en el relato, como también lo era, por ejemplo, en el enfoque sobre la vida del escritor H G Wells en la anterior obra de Lodge publicada en Impedimenta, Un hombre con atributos. Esta es su última novela, publicada en 2011, treinta años después que Almas y cuerpos, pero su enfoque no difiere, en cuanto a la relevancia del sexo, no importa la época en la que transcurra la acción y quién la protagonice, si es uno o son varios, como en este caso, emblema de una generación que se enfrentó a la experiencia del sexo, como territorio desconocido, sin mapa alguno; la ignorancia, según los casos, combinada con el pasmo, el temor o el atolondramiento: Ninguna de nuestras jóvenes novias le tocó los genitales a su marido hasta semanas, meses o, en algunos casos, años después de la boda. Algunos de los que conforman ese grupo de amigos compartieron esa consternación ya que se consolidaron como parejas, otros encontraron sus parejas fuera de ese círculo y hubo quien se convirtió en monja. Si algo también caracteriza a casi todos ellos, y de ahí la relevancia del contrapunto de la perspectiva institucional como dictado de forma de habitar el cuerpo, el sexo y cualquier compartimento de la vida, es la conformación de una familia numerosa. No dispondrían de manual de instrucciones para el coito, pero sí para no neutralizar la inseminación. Su tema musical de fondo podría haber sido la canción Sperm is sacred (El esperma es sagrado) de El sentido de la vida (1983), de Terry Jones. Al fin y al cabo, los Monty Python pertenecían a su misma generación (la secuencia de la clase magistral de coito, con maneras impávidas, es otro revelador ejemplo de su sintonía).
Almas y cuerpos (Impedimenta), de David Lodge.
La omnisciencia de los novelistas tiene sus límites, por lo que no intentaremos trazar el largo proceso de dudas, debates, intrigas, miedos, plegarias ansiosas y motivaciones inconscientes que finalmente dio lugar a dicho documento. Es tan difícil ponerse en la piel de un papa como debe serlo para un papa ponerse en la piel de, por ejemplo, una joven madre de tres niños que yace en una cama de matrimonio y que, al notar que su marido comienza a acariciarla, experimenta un conflicto entre el deseo de girarse hacia él y el miedo a un nuevo embarazo.