Aquí la madre que nunca fue capaz de cuidar de su hijo, es cuidada con esmero por este, que empieza a sentir un gran desasosiego ante la llegada de lo inevitable. La madre que ahora es hija de su propio hijo y el hijo que se convierte en el padre de su propia madre. Esa es la enseñanza que la vida nos ofrece; cuidar a los padres en su ocaso, con el mismo mimo que ellos lo hicieron con nosotros, a pesar de que en algún momento nos fallaran.
Es una historia de amor incondicional. Queremos a las personas, aunque no queramos quererlas.
Lo inevitable de la muerte como parte de la vida y la naturalidad de este hecho están muy bien reflejados en las conversaciones entre los dos.
El odio, el amor, la locura, el perdón, sobre todo, el perdón, están presentes en esta preciosa historia, así como lo inevitable de la muerte como parte inherente a la vida.
Es una historia que todos los hijos tendríamos que leer antes de la muerte de nuestra padres. Cuando todavía queda tiempo. Antes de que sea demasiado tarde. Una historia de reconciliación.