El rugby es el hilo conductor de la trama. Jugadores, directivos, aficionados y chicas en busca de un futuro junto a un famoso deportista. El mundo del rugby de la época con detalle. Por cierto, se trata de un rugby duro, correoso, violento; y rodeado de barro, alcohol, vidas desordenadas, sangre y una enorme ridiculez colectiva. David Storey escapa y evita resaltar los valores de un deporte convertido en un negocio sucio. El autor fue jugador.
Esta novela fue adaptada al cine por el propio autor y la película fue dirigida por Lindsay Anderson en 1963.
La novela es divertida. Mucho. Merece la pena leer las 391 páginas del libro que edita Impedimenta, como de costumbre, muy bien. La traducción, estupenda, de Consuelo Rubio es fiel al texto original y muy cuidadosa con los matices del idioma.