La intensidad de la juventud y el estallido multicolor de la década de los ochenta se mezcla con los rencores de las expectativas no cumplidas y los desengaños amorosos. Todos los personajes de El libro y la hermandad tienen motivos para querer huir o para preferir quedarse y casi todos esconden algo: uno de ellos, la figura fascinante y casi sagrada que acostumbra a incluirse en las novelas de Murdoch, debe escribir un libro financiado por los demás y con ese pretexto se revoluciona el universo a un lado y a otro de los barrotes de esa jaula vital que los contiene a todos.
Reseña de «El libro y la hermandad».
Pues con El libro y la hermandad, al igual que con las demás novelas que conozco de la autora (si hay ganas, hay por aquí entradas sobre El unicornio, El mar, el mar,Bajo la red y la conferencia Iris Murdoch, en su centenario) me sucede algo similar a lo que sucede con los cuentos de hadas: que lo mágico se traslada a lo humano y el chismorreo entre colegas se vuelve narración de peso.