En Diario del año de la peste, Daniel Defoe da muestras de su oficio como periodista al recoger crónicas de la epidemia que sufrió Londres en 1665… cuando el novelista que alumbró Robinson Crusoe y Moll Flanders tenía cinco años. Pero el libro, publicado en 1722, pretende ser una advertencia a sus conciudadanos. Para José C. Vales, que firma el prólogo de la edición que hizo del texto Impedimenta, «el autor muestra su verdadero rostro de moralista y no duda en revelar finalmente su verdadera intención: recordar que la peste fue un castigo divino que se desató sobre Londres por la iniquidad de sus habitantes».
Así se contaron otras plagas
Del 'Decamerón' a 'Ensayo sobre la ceguera', la literatura ha hallado en las epidemias una excusa para hablar de la condición humana