El caso es que Tatiana Tibuleac (Moldavia, 1978), periodista audiovisual -autora de un libro de cuentos (Fábulas modernas) y de otra novela (Jardín de vidrio), que ignoro si ya están publicadas en español-, escribió una novela profunda, sin concesiones, pero igualmente conmovedora, sobre uno de los miedos más infantiles que tenemos los seres humanos: perder a nuestra madre. Que un día, simplemente, el viento nos pueda desprender sin esfuerzo de la tierra porque ya no haya nada que nos sostenga ahí.
Reseña de «El verano que mi madre tuvo los ojos verdes».
Lo hay, sí, para la belleza incómoda de la enfermedad que destruye un cuerpo; para un paisaje que de pronto se torna agreste porque, entre otras cosas, no deja de llover; para un episodio (o varios) de locura; para un amor de adolescencia que se convertirá en una tragedia.