Si la profesión de librero tiene algo de martirio, esta delicada novela de Fitzgerald es la crónica de una apasionada mártir cuya vocación está destinada al fracaso pero no por eso es menos gloriosa. Los esfuerzos de una mujer para establecer una librería en un pueblo perdido de Inglaterra resultan un verdadero acto de valor intelectual.
Alberto Manguel