Eso mismo, pero llevado al mundo de los libros, es lo que ha hecho Fernando San Basilio en su Crónicas de la Era K-Pop, en el que nos trae hasta la comodidad de nuestro sofá de escay la eclosión del gusto por el café en Corea. Esto del café es una excusa para hablarnos de lo que le interesa: la desnaturalización del país. El café es un producto extranjero, lo valioso es lo extranjero y por tanto cuanto más imite a lo extranjero mejor. Pocas cosas conservan, entendemos a partir de los personajes, de la Corea de hace unos años, y esta pérdida de la esencia, esta renuncia a las raíces, parece no importarle a nadie.