Esta novela es una constelación, una explosión que se ramifica en numerosos tentáculos, que aborda multitud de cuestiones, con diferentes tuétanos narrativos, todo ello amarrado en su aparente sencillez. Una sencillez complicada que desarma al lector, lo rinde y lo gana para la causa de la reconciliación, no humana ni personal, sino una reconciliación con la literatura.
Reconozcámoslo: no somos los mismos antes y después de la lectura de este libro. Esa es la marca incuestionable de la verdad literaria que alberga en su interior, tan necesario alimento para estos tiempos complejos que corren y soportamos.
Tatiana Țîbuleac, también Impedimenta—por supuesto—, nos han lanzado un salvavidas de ojos verdes. ¡Agarradlo y flotad en su lectura!