«La fe inmemorial de los amantes y los poetas en el poder del amor, más fuerte que la muerte, el secular finís vitae sed non amoris es una mentira. Una mentira inútil y hasta tonta. ¿Resignarse entonces a la idea de ser un reloj que mide el transcurso del tiempo, ya descompuesto, ya reparado, y cuyo mecanismo tan pronto como el constructor lo pone en marcha, engendra desesperación y amor? ¿Resignarse a la idea de que en todos los hombres reviven antiguos tormentos, tanto más profundos cuanto más se repiten, volviéndose cada vez más cómicos? Que la existencia humana se repita, bien, ¿pero que se repita como una canción trillada, como el disco que un borracho toca una y otra vez echando una monedaen una ranura? Ese coloso fluido había causado la muerte de centenares de hombres.»
También en los momentos finales de libro que nos ocupa nos encontramos con este gran e impresionante monólogo por parte del protagonista de ‘Solaris’ de Lem.