Por su capacidad para insuflar contemporaneidad a un texto editado hace más de 50 años, plagado de coloquialismos y fuertemente arraigado a un contexto histórico y socioeconómico muy determinado. Cebrián logra sobrevolar los riesgos planteando una traducción que, respetando en todo momento la significación del contexto y la personalidad de la voz narrativa, resulta muy actual y apegada al lector contemporáneo.