cabecera 1080x140

Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

«Publicamos lo que nos gustaría leer”

Enrique Redel y Pilar Adón, de Editorial Impedimenta.

Ustedes cumplieron diez años en 2017. ¿Qué hace que una persona se lance a hacer una editorial, que es un riesgo tan grande?

Enrique: Yo creo que a lo largo de mi vida todo me ha llevado a ser editor. En una ocasión me preguntaron la famosa pregunta tópica de si el editor nace o se hace, y en mi caso, con ocho años, mientras mis primos jugaban al escondite yo me ponía debajo de una encina (en un pueblo cerca de Madrid donde pasaba el verano) y dibujaba unos cómics, plagiaba unos poemas, y le decía a mi padre “oye dame dinero”, me bajaba al pueblo, fotocopiaba el folletillo y se lo vendía a mis primos, y me sacaba un sobresueldo importante.

Con ocho años a era editor, transformaba el material artístico en un formato de papel y lo vendía.

Posteriormente cuando conocí a Pilar, (yo antes fui dibujante de cómics aficionado al tema gráfico) fuimos editores de fanzines, con muy poco éxito. Estaba muy metido en el mundo literario. Ella escribía y yo hacía de lector/asesor. Al final es una cosa que tú llevas dentro, tú eres editor, recomendador.

Yo siempre que he leído un libro en mi clase y me gustaba se lo recomendaba a todo el mundo y lograba que todo el mundo se lo leyese. Cuando leía un libro sabía si era interesante para tal amigo o para tal otro.

Un editor es un recomendador. Es alguien que, de entre todos los libros que hay en el mundo, escoge un número determinado de ellos y lo recomienda, lo pone bonito para que el libro llegue al máximo número posible de personas.

Entonces al final era algo natural en mí, montar una editorial, porque cuando tienes tres recursos los dedicas a esa labor, basándote en tu intuición, en tu saber hacer, en reconocer los oficios del libro, saber maquetarlo, saber venderlo, saber recomendarlo. Al final todo eso lo tienes dentro. Vas aprendiendo lo trucos pero al final el interés y la fuerza la tienes dentro.

Pilar: Yo igual siempre pienso que para ser escritora antes que nada hay que ser lectora, una gran lectora voraz, lo que decías que de repente te entra una especie de apasionamiento por los cuentos o las novelas góticas, o por la literatura en general, para ser editor también.

Te tienen que gustar los libros, te tiene que gustar la literatura, la palabra, por supuesto, y además en el caso de Impedimenta y en el caso de Enrique, te tiene que gustar esa estética editorial. Una estética que acompaña el libro, el proyecto, todo lo que es la programación, y ya no solo el libro sino todo lo que lo acompaña: las campañas promocionales, todo lo que hacemos: marcapáginas, material de promoción… todo eso obedece a una estética esencialmente literaria pero también que viene de un gusto muy personal, muy vinculado a la estética inglesa, nos gusta mucho que inspire.

No solo que inspire el texto, que esté bien escrito, corregido y traducido, sino que también todo lo que es del concepto “libro” inspire al lector. Entonces es un trabajo muy apasionante y laborioso.

Como somos pareja, estamos todo el día hablando de libros y de proyectos, es muy laborioso, mucho trabajo, pero al final es nuestra vocación y nuestra pasión. Entonces bueno, se van combinando todos estos elementos y al final surge Impedimenta.

Justo hablando de la estética, los libros de Impedimenta, especialmente la colección principal, tienen una estética muy específica y son casi obras de arte cada portada. ¿Cómo escogen cada ilustración para cada portada?

Enrique: Creo que, lo primero, soy incapaz de un libro feo. Cada uno de nuestros libros tiene que ser un libro bien hecho. Por respeto al lector, porque hombre, no sé cuánto vale un libro aquí, pero cuesta.

Lo mínimo que se merece el lector cuando desembolsa su dinero es que se lleve algo bien hecho. Y también por respeto al autor. Porque el autor se ha tirado mucho tiempo escribiendo, se ha matado mucho, y los textos que tenemos son muy buenos, así que por respeto al autor hay que hacer un libro bonito. Y por respeto al librero, que tiene muy poco espacio para poner los libros así que lo mínimo es que los libros estén bien hechos.

Lo otro es que para nosotros el libro no es un objeto de usar y tirar, sino de usar y guardar. Desde ahí el libro, Impedimenta, que habla del bagaje que uno tiene detrás, lo que te rompe la espalda pero no puedes estar sin él.

Yo concibo el libro como un artefacto que contiene no solo texto, sino que es un artefacto bello en sí mismo. Me parecen objetos maravillosos.

El diseño de Impedimenta está muy trabajado yo ya venía de varias editoriales anteriormente, y conforme fui avanzando en estas editoriales y fui tanteando fui creando una estética propia.

La estética y el plan editorial son las dos cosas que hago yo. Cada portada es LA portada. Si sale un libro mal hecho, se me amarga el carácter una semana, y cuando llegan los libros a la editorial, te lo puede decir Pilar, lo primero que digo es “No quiero verlos”.

Cuando los abren y les veo la cara ya sé si el libro ha quedado bien o mal. Yo voy a los arranques de máquinas. En la imprenta, que queda a 250 km de Madrid, y de los 30 libros que sacamos, hay 15 que yo voy allí y veo cómo sale el libro y digo “bájame el rojo”, “súbeme el amarillo”, o hay ocasiones en las que digo “magnífico, me voy”.

Para mí la estética del libro es fundamental, además, porque ahora mismo estamos luchando contra gente muy poderosa. Estamos contra Netflix, el Candy Crush, Facebook… y nosotros necesitamos crear un espacio en el que el libro valga por sí mismo. Que no sea un modo de entretenimiento más, con lo cual el libro tiene que estar muy bien hecho.

Pilar: Y luego es muy importante que se identifique. Es muy importante que el libro, así como es importante que la voz de un escritor sea reconocible, es importante que el libro se vea que forma parte de una casa editorial.

Porque es muy importante que el catálogo de la editorial sea coherente, y que los libros formen parte de una cadena armoniosa de títulos, y que vayan formando un libro en sí mismo, que al final es el catálogo de una editorial.

Es muy importante lo que dice Enrique: para él es visceral que una portada salga bien y que tenga además una relación íntima con el contenido del libro. Que cuando el lector se aproxime a la portada, de alguna manera intuya qué es lo que va a leer. No podemos traicionar en ningún momento al lector. Poner una portada que apunte a una cosa quizá más comercial y luego el lector se encuentre con una cosa que no tiene nada que ver.

Todo eso parece muy sencillo. Tú ves esas portadas y dices “claro, es normal que ese libro tenga esa portada”. Pero son realmente horas y horas de trabajo.

Enrique: Hay cuatro meses de mi vida al año que dedico dos meses a crear las portadas de otoño y dos a crear las portadas de primavera. Ahora mismo estoy en proceso de parto doloroso de todas las portadas. En febrero más o menos tengo todas las portadas. Llegan finales de mayo, principios de junio y empieza nuevamente el proceso con las portadas del segundo semestre.

Hay una identidad también en el catálogo. Los libros ingleses, de Europa oriental, japoneses… ¿por qué esas líneas tan claras?

Enrique: Primero, porque los libros te van llevando casi de la mano. No es utópico, es cierto: hay libros que te hablan de otros, que se proyectan en otros, que se miran en otros.

Y también porque nosotros somos aficionados a ese tipo de literatura. Yo no voy a publicar literatura surafricana porque no me dice nada. No voy a publicar literatura tailandesa porque no soy lector de literatura tailandesa. Me gusta la literatura británica por influencia de Pilar, que es la que trae esa obsesión. Yo estudié gaélico cuando tenía 18 años. Los gaélicos eran enemigos acérrimos de los ingleses, yo los odiaba.

Apenas conocí a Pilar me entró el gusanillo inglés, y me parece una literatura graciosa, de ideas en muchos sentidos, es muy irónica… lo japonés nos causa siempre mucha curiosidad y por eso tenemos esa afinidad.

Y porque la literatura del Este es muy interesante porque después de momentos de ruptura o de crisis, en los que la sociedad se pone a sí misma a prueba, surge una literatura muy interesante, y en los países del Este pasa eso.

De repente durante 50 años estuvieron bajo el bloque soviético, vieron coartadas sus libertades, y por eso todo lo que sale de ahí es muy interesante.

Se habla de los verdaderos asuntos de la muerte, de la libertad, del amor, y por eso nos interesa: publicar libros que son testigos de un momento. Y quizás por eso vienen estas corrientes. A nosotros nos van llegando estos libros, vamos dándoles salida, y en un momento dado pensamos “bueno, esto ya está agotado”. Este catálogo que está lleno de ríos y de meandros se va dirigiendo a sí mismo un poco por nuestro gusto.

Pilar: Al final publicamos lo que nos gustaría leer. Dentro de todo lo que hablábamos de todo el trabajo, esa es la máxima felicidad que puede tener un editor, yo creo, saber que lo que estás publicando al final es que nosotros somos unos lectores bastante exigentes, entonces es lo que nos gustaría leer y lo que disfrutaríamos leyendo, y además ese acto de generosidad que es la edición: querer compartir lo que has descubierto con los demás y que los demás disfruten con lo que has descubierto, eso al final es la máxima recompensa.

Cuando estamos en Feria del Libro y vemos a los lectores que vienen “Oye, pero mira, me ha encantado este libro, recomiéndame otro parecido”, eso pasa muchísimo. A veces dices “Bueno, esto ya se ha agotado, vámonos por otro lado”, pero los lectores piden más.

Me ha pasado como lectora, leo un libro que me ha encantado y quiero otro igual, o parecido, que me evoque lo mismo y me produzca las mismas impresiones. Y entonces ves el tipo de lector, y es muy afín a nosotros. Intentamos seguir ofreciendo lo que nos gusta. En cuanto a la literatura inglesa, hay un camino, una bifurcación muy evidente. Hay unos libros que son muy chispeantes, muy divertidos.

Por supuesto, tienen un poso literario importante, todos nuestros libros tienen que tener esa carga, calidad literaria, pero también es cierto que todos, por ejemplo Stella Gibbons, F. Benson, tienen una veta o un carácter más lúdico, más libre.

También es curioso que esos libros son libros viejos, escritos en la primera mitad del siglo XX, que no se encontrarían de ninguna otra manera.

Pilar: Eso es. Son libros que en la mayoría de los casos no habían sido previamente publicados. Por ejemplo ‘La hija de Robert Poste’, que es un gran éxito de Stella Gibbons, jamás se había traducido al castellano.

Ustedes le apuestan a una editorial de fondo, a libros que se queden mucho tiempo, especialmente en el marco de la independencia, con multinacionales sacando todo a la vez…

Enrique: Es que el 75% de lo que facturamos anualmente viene de libros que tienen cuatro o cinco años en nuestro catálogo. Seguimos vendiendo nuestro libro número siete, número nueve, y llevamos 220 libros. ‘Soy un gato’, de 2011, ‘La Librería’ que es de 2011 y ha vuelto a estar de moda por la película de Isabel Coixet, y se leen igual que hace diez años.

Tenemos libros como los de Cartarescu que son actuales y escritos en estos momentos, pero yo siempre que voy a una librería siempre me pongo a buscar los clásicos modernos. Estuve en México antes de la feria de Guadalajara, íbamos a las librerías y yo me ponía a buscar los libros escritos hace cincuenta o sesenta años, que han pasado la prueba del tiempo.

Pilar: Claro, forman parte un poco de lo que decíamos antes, esos libros de usar y guardar, al final ese es el bagaje. Nuestra intención es esa, somos una editorial joven, nuestra intención es formar clásicos contemporáneos jóvenes. Mircea Cartarescu sería uno de ellos, o algunos escritores que escriben directamente en castellano y que tenemos intención de hacer una biblioteca con ellos y apostar por ellos.

Esos son dos caminos o bien recuperar algunos que nunca se han traducido al castellano y de repente es un descubrimiento bestial y eran libros que de otra manera estarían ocultos, o al mismo tiempo como en el caso de Mircea Cartarescu u otros tantos que están vivos ahora y queremos hacer clásicos contemporáneos. Sacar nuevos clásicos.

¿Cómo logran que un autor, o que los dueños de los derechos, por ejemplo de Stella Gibbons, le apuesten a una editorial joven versus una gran casa editorial?

Enrique: Nos lo hemos ganado poco a poco. En uno de mis primeros intentos me fui a una agencia literaria en Barcelona y les pedí un libro de George Orwell que me gustaba mucho, se llamaba ‘Keep the Aspidistra Flying’. Me dijeron que no, que no tenía suficiente caché para publicar a Orwell, y yo lo vi perfectamente plausible, o sea, ¿quién soy yo?

Pero poco a poco fui montando un catálogo en el que están Iris Murdoch, John Fowles, Jusperek, el propio Mircea Cartarescu,… autores muy buenos. Así que ya son las agencias las que nos buscan y nos dicen “mira, tenemos este autor”, por ejemplo el caso de una autora croata que se llama Dubravka Ugrešić, como Cartarescu, ha sido candidata al Nobel. Fue ella misma la que nos buscó y nos dijo que quiere publicar con nosotros.

Para nosotros no existen los libros de relleno, por lo cual, todos los que publican en Impedimenta nos matamos por ellos. Hablamos bien de ellos, hacemos una campaña de prensa potentísima.

Se da la circunstancia de que tienen más éxito las ediciones españolas que las de sus mismos países. Tienen más prensa, nos sacan dobles páginas. Al final esta especie de contraseña que es impedimenta empieza a funcionar no solo con autores extranjeros sino también con autores en español.

Pilar: Lo que pasó con Stella Gibbons fue sorprendente. Enrique encontró ‘La hija de Robert Poste’ en Londres, escribimos a Penguin y ellos ni siquiera sabían que tenían ese libro. Nosotros a punta de perseverancia y pasión logramos que nos cedieran los derechos, porque además que era un libro que ni eran conscientes de que tenían y mucho menos se los habían pedido. Nosotros nos lanzamos y fue, para nuestras ventas, un exitazo impresionante.

Enrique: Y de repente empezaron a recuperar en el Reino Unido a Stella Gibbons. Está Vintage de Random House que lo está publicando. Lo mismo nos pasó con Penelope Fitzgerald. Pilar la descubrió, sacamos La Librería, que vendió 15mil ejemplares, y dicen los ingleses “tenemos aquí a Penelope Fitzgerald”, y empiezan a publicarla nuevamente.

Lo mismo con la película. Nos llamaron un día y nos dijeron “mira, es que Isabel Coixet se ha leído la novela y le ha encantado, cómo podemos hacer con la película?”

Pilar: Se están reeditando con autores como Julian Barnes haciéndoles el prólogo, y aunque suene un poco pedante, tenemos la sospecha de que como en España empezó a funcionar también, y ahora nos hicimos amigos de su albacea literario que además fue su yerno, de repente ha habido una especie de revival en Inglaterra y bueno, la película es una maravilla. Es una película y un libro sobre el amor incondicional a la literatura.

Enrique: De repente hay autores que nosotros levantamos la liebre y ellos dicen “ostras, tenemos estos autores tan grandes”. Las editoriales están obsesionadas con el front list. Tú vas a Frankfurt y les dices a los agentes. Oye, qué tienes para ofrecerme. Tienen cinco libros que se los ofrecen a todo el mundo.

Les digo “no, tú saca el backlist”, hay veces que ni saben lo que tienen. Bueno, es que son libros de hace más de veinte años. Pero es que la labor de un editor no es solamente sacar el bombazo que te vende cien mil ejemplares. Sino un libro que te vende cinco mil, o diez mil, que es el que hace que realmente tengas un suelo. Si dependo solo del libro que vende cincuenta mil, si no lo logro, quiebro.

Pilar: Sí, nos da mucha pena de cara al lector. No hay cosa que más nos reviente que de repente fiarte de un editor, de un sello, y darte cuenta de que el libro se te cae de las manos. Da igual que en Alemania haya vendido cincuenta mil ejemplares. Es algo que no soportaríamos con los lectores. El lector se fía del sello. Una de las cosas a nivel humano que menos soporto es que alguien que ha confiado en mí de repente se sienta traicionado. A nivel profesional es lo mismo.

Con los libros de Europa del Este sabemos que no nos van a hacer millonarios ni mucho menos. No van a pérdidas, pero aún así apostamos por ellos, porque creamos un cuerpo editorial que es lo que queremos mantener, y es lo que queremos que sea Impedimenta.

Por Ángela Cruz para Librería Siglo.
Puedes leer el artículo completo aquí: http://libreriasiglo.com/noticias-eventos/ver/115-entrevista-editorial-impedimenta.html#.WyNl3RIzbJM