
La fe de los estafadores
En La poeta y el asesino, Simon Worrall cuenta la extraordinaria historia de la falsificación de un poema de Emily Dickinson por parte de un personaje memorable: Mark Hofmann.
En La poeta y el asesino, Simon Worrall cuenta la extraordinaria historia de la falsificación de un poema de Emily Dickinson por parte de un personaje memorable: Mark Hofmann.
David Beauchard (1959) viaja y sueña. De lo que observa y recorre, así como de lo que sucede dentro de su cabeza, surgen dibujos y palabras que se convierten en historietas. A menudo, en collages que descienden hacia el inconsciente trazando su imaginario personal.
Debajo de nuestra piel se encuentra una máquina viva compuesta de cientos y miles de partes, que trabajan juntas para hacernos ser quienes somos.
No nos debería extrañar que al cierre de 2019, cumplida una docena de años en el mercado editorial, el sello Impedimenta publique dos novelas que llevan la rúbrica de sendas mujeres, a saber, Iris Murdoch (Monjas y soldados) y Tori Telfer (Damas asesinas; mujeres letales de la historia).
Casi puedo escuchar sus voces roncas, quejándose desde el fondo de la sala, repitiendo la manida frase de Oscar Wilde: no hay libros morales o inmorales, sino libros bien escritos o libros mal escritos. Porque sí, normalmente cuando alguien habla de moralismo en literatura -o en el arte en general- lo hace enfadado, casi-ofendidito, como respuesta furibunda frente a quienes proponen una crítica ética o política de una obra.
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